OPINIÓN: “El problema no es la salida de Gareca, sino la continuidad de Agustín Lozano”
Con la partida del técnico argentino, que más allá del gusto o no, se termina desnudando los verdaderos intereses de la Federación
Ya ha pasado un día desde que se conoció que no hubo acuerdo entre el entorno de Ricardo Gareca y la Federación Peruana para continuar con un tercer proceso al mando de la selección.
Analizando en frío la situación, hay varios aspectos que quedan en el tintero y que seguramente buscaremos respuestas. Primero, es necesario recalcar que en todo trabajo siempre se te mide por logros y objetivos. En este caso, la meta era que la selección peruana clasifique al mundial y al no conseguir, pues ese dinero que supuestamente caería no llegó. Trato de decir que cualquier empleador está en su derecho de negociar las condiciones como mejor le parezca, pero claro, acá el tema es que la forma no fue la correcta. Y por eso se puede entender la decisión del argentino, pues siente que no lo valoraron pese a los siete años de trabajo.
Con ello, queda reflejado que el presidente de la FPF nunca quiso continuar con Ricardo Gareca, pues caso contrario hubiera más honesto y transparente (aunque sabemos que no lo es ni lo será). Es decir, debió ahorrarse el show de viajar para darle la propuesta. ¿Se puede ser tan cobarde? Lozano no es de mi agrado, ni de mu gusto. De hecho, considero que es junto a Burga, el peor presidente de la Federación y lo que sucedió simplemente fue una ‘joyita’ más de su “prestigiosa” trayectoria (entiéndase el sarcasmo).
Y es que más allá de la no continuidad de Gareca, que ya expliqué en una columna anterior porque me parece bien su salida, el problema acá es que Agustín Lozano va a continuar al mando y ante la inminente partida de Juan Carlos Oblitas, tiene el camino libre para seguir haciendo de la FPF su “chacra”. Es lamentable, pero hoy cuenta con el respaldo de la gran mayoría de clubes: Universitario, Cristal, Melgar y el resto de Liga 1, a excepción de Alianza y Cienciano. Y ni que decir de los financiados por la FPF como Atlético Grau y otros.
El problema del fútbol peruano va más allá. Para reestructurarlo se necesita directivos honestos y que trabajen por el bienestar del deporte. Queda reflejado que aquí lo que menos importa es el progreso. Reitero, Gareca no era la mejor opción para la reestructuración, pero aparte del tema económico, pienso que fue inteligente. Sabía que ya llegó a su techo, que no podía más, que ya no tenía de donde sacar porque en siete años no se preocupó por ello, pero además considero que se cansó de ser el escudo protector de Lozano. Y esta decisión no solo es preocupante sino alarmante. Con Gareca y Oblitas fuera de la VIDENA, el exalcalde de Chongoyape tiene todo para poner “alguien a su medida”. Esperemos que no sea así y por lo menos se busque a un DT más capacitado, analítico, estratégico, pero, sobre todo, que no se deje pesetear por o subordinar. ¿Quién puede ser? Juan Reynoso tranquilamente podría ser esa persona que se necesita. O también se podría considerar a Sebastián Beccacese o Hernán Crespo, pero claro. Quizá cualquiera de ellos acepte así sea el 50% menos de lo que se le ofreció al ‘Tigre’, pero el gran dilema es el proyecto que se les pueda presentar. Lozano seguramente enviaría a cualquiera de sus emisarios para que expliquen el proyecto.
Lo lamentable aquí es que la decadencia del fútbol peruano seguirá y mientras los clubes le sigan dando el respaldo, Agustín va a sentirse intocable. Es lo que nos merecemos por dejar de lado el progreso del deporte y solo velar por intereses particulares. Que Dios ilumine a la selección y ojalá que al nuevo entrenador le dejen hacer ese trabajo íntegro que se necesita. Y por favor, ya paremos con Gareca, preocupémonos en tratar de sacar a Lozano de la FPF. El mal está ahí. Para resumirlo, la secuencia en la era Gareca siempre fue: Ricardo-Oblitas, nunca Lozano. El divorcio siempre estuvo, solo se esperaba el momento exacto para romper el vínculo y lo consiguió. Reitero, no es el fin del mundo la partida del ‘Tigre’, pero si deberíamos evocar el famoso refrán ¿Ahora, quien podrá ayudarnos?