Centro al Área: ¿Y dónde está el capitán?

¿Y dónde está el Capitán? Un barco sin capitán naufraga en el pacífico sur, sus tripulantes despavoridos no saben que les repara, acaso ser tragados por las frías aguas que…

¿Y dónde está el Capitán?

Un barco sin capitán naufraga en el pacífico sur, sus tripulantes despavoridos no saben que les repara, acaso ser tragados por las frías aguas que salpican por las ventanas de añeja madera; o ser alcanzados por los cañones del enemigo – en este caso un Monitor chileno – y los fulmine a la nada y al olvido. Era la selección peruana en su enfrentamiento ante los rojos (tercera fecha de las eliminatorias rumbo al mundial de las tres naciones), los cuales no patentan ser suficientemente superiores a los nuestros, al menos en la previa. Reynoso planteó un esquema defensivo, sin considerar que contamos con variantes como Grimaldo, Bryan Reyna o Quispe. Cuando el cronómetro marcaba los 26 minutos «San Pedro Gallese», coloca la cara como un planchazo para impedir que la redonda culmine en la red rojiblanca. Los de Berizzo elaboraban, inventaban jugadas a su antojo en el medio sector, rompían líneas con cambio de ritmo dinámicos; Alexis Sánchez se paseó como en su chacra. Corzo y Advíncula por la misma banda un «experimento», poblar el medio sector con sangre nueva urgía mientras la batalla proseguía. «Un gol del pulpo» cuando casi moría el primer tiempo, al sacar un disparo con mano cambiada.

– ¡Oye cabezón, que entre en el segundo tiempo Grimaldo, tienes que darle 45 minutos al muchacho! Resonaban en la mesa de lado, como si nuestro DT los oyera.

– ¡Te están comiendo vivo, con esa volante! Alzaba la voz una dama de lentes de oficina, al mismo tiempo con señas pedía un pisco sour más.

En la siguiente fracción llegó lo que ya se presagiaba. La sentina del barco se rompió y empezó a entrar agua, a pesar que; Zambrano controló al grandazo Bereton Díaz. Reynoso movía su pizarra sólo para las cámaras del recinto de Colo Colo. Bereton al cuarto de hora la manda cerca del palo. La posición del balón estuvo del lado de los chilenos y Guerrero sin compañía en el ataque. Diego Valdés a los 73 minutos aprovecha un descuido de la defensa peruana para marcar el primero de Chile, el volante creativo solo tuvo que empujarla con el muslo. Un tanto similar a aquella «famosa marca de Ruí Díaz ante Brasil». Con Bryan Reyna en el campo se notó la verticalidad en la ofensiva, demasiado tarde. Cuando los aficionados nacionales abandonaban, apagaban, extinguían sus televisores; surge un desborde, centro rasante y la manda a guardar López a su propia puerta. Cerró el telón 2 a 0, a favor de los de Berizzo. Y el barco suplicaba salvavidas.

Argentina es el rival en la siguiente fecha y «tomaron Lima». Las calles lucían desoladas de camisetas rojiblancas, algunos peruanos con la albiceleste; el resultado de la desconfianza hacia los nuestros que es aceptable, pero también por otro lado; una muestra de la idiosincrasia por parte de algunos o por aquel mar de gente que fue a las afueras del hotel argentino, (los Messilovers, incluso invaden la cancha para tocar a su ídolo cuando nuestros marinos yacían en la oscuridad del gramado). El barco comenzó con un único cañonazo, Zanelatto debuta, en la banca mínimo dos que pudieron iniciar las acciones.

A los 10 minutos tiro libre ejecutado por Messi a las manos de Gallese, era sólo un pequeño aviso de lo iba acontecer. El zapatazo de Guerrero a los 16, alborotó las gradas. Se notaba a un Perú más ofensivo y por lo menos irradiaba en ese momento esperanza. Paolo los 28 minutos nuevamente disparó de media distancia, la redonda pasó besando el travesaño; solamente era una ilusión. Transición rápida argentina desde su área, combinación perfecta y Messi la coloca al ángulo para estampar el primero de la noche, bordea la primera media hora. Al lapso de los 42, jugada similar a la anterior desde el medio terreno y Messi la ubica por abajo hacia el palo derecho del pulpo; era el segundo para los rioplatenses (doblete de la pulga). Velocidad y precisión, patente de las dos dianas. Al barco ya se había colado agua suficiente para su hundimiento.

Los hinchas con las máscaras de «orejas», Guerrero; cabizbajos en las tribunas. – ¡Vaya el cabezón por fin movió su pizarra!. Alcanza a decir uno de ellos, mientras se desase de su disfraz. En la segunda mitad cuatro cambios (entra Reyna, Grimaldo, Tapia y Trauco). Los dos primeros debieron arrancar desde el pitazo inicial. Zanelatto arremete el área enemiga. Posteriormente el VAR nos salva del tercero para la alforja.

– ¡Quiero una foto más, aunque esté perdiendo Perú! En la tribuna una hincha de casaca roja y pantalón veraniego, prefiere los retratos que observar el partido.

El paraguayo nacionalizado peruano (Franco Zanelatto), se va aplaudido por el respetable. Renovó los cañones Scaloni en el último cuarto de hora, para oxigenar su gente, cuando el «barco de Grau» se encontraba bajo las aguas y algunos de sus tripulantes siendo rescatados. El punto de quiebre fue el partido en Santiago, ahí se pierden tres puntos clave que nos costará la clasificación. Nuestros rivales directos suman y con Bolivia compartimos el «liderato» de la tabla volteada. Un infeliz final.

– ¡Chamo, ahora es nuestro mundial! ya ustedes conocen esos líos. Nos vengamos de los chilenos, ¡les metimos tres!. Exclama un amigo mientras su moto lineal ruge en el despegue.
Se requiere nuevo capitán para la nave, o nadaremos en las congeladas aguas del pacifico sin localizar la senda, el camino al mundial. Que no se convierta en un “barco a la deriva”, más bien; en “un velero llamado libertad” ¡Centro al área y tú tienes el balón!

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