Centro Al Área: ¿Nos tapó la boca Reynoso?

  Colócate en la piel de un seleccionado de la blanquirroja, pisa la pelota en el terreno de juego, realiza un cambio de frente o un control orientado; entre el…
Columnista invitadoSelección Peruana

 

Colócate en la piel de un seleccionado de la blanquirroja, pisa la pelota en el terreno de juego, realiza un cambio de frente o un control orientado; entre el empuje aplastante de la hinchada y los reflejos de las cámaras de todo el mundo. Ya estarás intentando canalizar lo que te menciono. No es sencillo claro está, sin embargo, dirás: «Ellos son profesionales y son formados para tal fin». Pero también son humanos. En esta fecha doble de las Clasificatorias rumbo al mundial de las tres naciones 2026, el primer episodio se escribió en Ciudad del Este, frente a Paraguay. En un césped «congelado» por la lluvia al amanecer del encuentro, los muchachos entregaron sus piernas en cada jugada y no permitieron ni la «boquilla» de los guaraníes.

Los comentarios de amigos y colegas previo al debut de Perú, en general no eran alentadores: «en Paraguay no la hacemos con ese equipo», «Reynoso ya está justificando su derrota», «allá nos meten dos, imagínate Brasil», «si arrancara Grimaldo y Bryan Reyna fuera otro cantar», «te apuesto dos limones al rival de Perú», «no hay chibolos que compitan en el fútbol moderno», «cuatro fechas y se va el cabezón». Ya en el match mencionado, se disputó con mucha fricción en todas las líneas del campo, los peruanos trataban de bajar el balón al piso y los albirrojos hicieron honor a su historia: marca, centros elevados y córneres a favor. Ramón Sosa tuvo una formidable actuación, se paseó con su velocidad ante el accionar de los nuestros y debido a ello Advíncula fue expulsado. Con diez hombres Reynoso, replanteó bien el esquema. Barros Schelotto sólo atinaba a gritar y alzar los brazos. A los 86 minutos, llegó lo más espectacular, Paolo Guerrero «sacó astillas al madero» al lanzar un potente disparo. En ese mismo instante dos palos continuos, al lado derecho en el pórtico de Gallese de gran performance. El partido estaba sentenciado al marcador en blanco. En la mañana siguiente el principal titular: «Gracias San Pedro».

Las estrellas brasileñas «tomaron Lima» y se transformó en una fiesta sin invitación, en los exteriores del Hotel Hilton, Matute y Estadio Nacional; por parte del cálido aficionado patrio. Ellos arriban tras golear 5 a 1 al seleccionado boliviano. – ¡No es para tanto este espectáculo, debemos tener amor propio y mirarlos con «desprecio»! Me comenta mi amigo pelotero. Es verdad, nos acostumbramos a idolatrar a algunos rivales, cuando debemos hacerlos sentir nuestra localía. El coloso de José Díaz lucía repleto en la noche fría cerca de primavera, y desde el pitazo inicial los «actores» de ambos bandos lucharon como una final. Brasil, sólido, con ataques contundentes y Perú de buen trato al balón, sobretodo impecable en la marca, metía el cuerpo al límite del reglamento. Anulan dos dianas al “Scratch” (Este apodo nació en Suecia 1958 cuando periodistas que cubrían esta cita mundialista quedaron anonadados con el nivel de Pelé, Garrincha, Zagallo, y compañía): Raphinha y Richarlison los verdugos a los 17 y 36 minutos respectivamente. Gallese tenía que estampar sus manos al salvar de forma monumental un fierrazo de Neymar, antes de ir al descanso.

Entonces el amor propio caló en las venas de los peruanos, sin mirar los nombres a los cuales enfrentan, al contrario, lo tomaron como un incentivo para poder superar las barreras y romper rachas. Renato Tapia la figura estelar, de central, hizo que «las estrellas» se apaguen y no encuentren la luz en el último pase hacia el arco rojiblanco. Pisó el césped Grimaldo de aceptable labor, e ingresó Ruidíaz «un forastero perdido en Larco Mar». «El pulpo» ahoga el grito de gol a Raphinha, cuando el reloj cantaba minuto 72. Fernando Diniz, estratega carioca, mueve su banca ya que no digiere lo que sucede (Gabriel Jesús, el cambio más relevante, por Richarlison). La marea en el estadio, en tu casa, restaurantes, centros comerciales, calles, auguraba un final casi feliz. No obstante, al morir el encuentro Marquinhos con un perfecto cabezazo hacia el segundo palo, tras un córner ejecutado por Neymar desde sur – oriente; cerró el telón con un tanto de diferencia.
Reynoso no nos tapó la boca, es el coraje de los pupilos, esto recién arranca. ¡Centro al área y tú tienes el balón!.

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